Los de segunda fila somos necesarios. Sin abejas obreras no hay panal
El director de la orquesta le dice al violinista (el
protagonista) después de un fracaso. Ingmar Bergman utiliza una historia
melodramática para indagar en las interioridades de una pareja. Esta es una de
las primeras películas de Bergman en la que ya se empieza a notar el interés
del director para expresar con imágenes los sentimientos más profundos del ser
humano. Todavía no es una obra de plenitud pero si contiene la nobleza y la
sinceridad del artista incipiente.